¿Qué
es eso que LIMPIA, FIJA Y DA ESPLENDOR
y no es un anuncio de Mister
Proper?
Hace
tiempo que se insiste en ligar los salarios de los trabajadores a su
productividad así como a su constante devaluación para poder ser
competitivos.
¿Qué
pasaría si se ligasen los salarios de los políticos españoles a su
productividad?
Vamos
con el primer punto.
Para
ser competitivos ¿quienes? ¿Contra qué compiten unos trabajadores
y sus familias cada vez más pobres? ¿Para que sean competitivas las
mismas empresas que les liliputean el salario? ¿Para que el país
sea competitivo? ¿Pero qué es un país sino la suma imposible de
sus ricos y sus pobres, sus tontos y sus listos, sus ladrones y sus
víctimas?
El
“conjunto de la sociedad española” (como les gusta decir a esos
imbéciles que ocuparán el segundo punto de este comentario y que
ignoran que el término sociedad es ya un conjunto) es un conjunto
formado por millones de conjuntos disjuntos. Se olvida que un país,
una sociedad y un salario medio son figuras estadísticas incapaces
de tener molde real. Son dibujos hechos sobre un papel por alguien
ciego y, fenomenológicamente, tienen la misma consistencia que el
misterio de la santísima trinidad.
Salario
“medio” anual de los trabajadores: 23.000 €
Salario
“medio” anual de directivos y gerentes: 55.000 €
(fuente:
diario Expansión. Estos datos son del año 2010). Si ustedes tienen
ganas de una depresión o de un cabreo hagan cuentas de hoy.
Ahora
que ya sabemos que no hay nada más democrático que unas
estadísticas (a todos nos iguala, y si no acuérdense del chiste de
los dos pollos) y antes de pasar al segundo punto, permítaseme una
“pequeñita” precisión para situar el título de este artículo.
A
través de la tan cacareada Declaración de Bienes de nuestro
políticos nos hemos enterado de algunas cosas (Ley de Transparencia
hecha por los mismos raposos con el tiempo suficiente para poner a
nombre de otro familiar o testaferro los bienes no convenientes, todo
supuestamente, of course, sin ir más lejos “La declaración de
bienes de Cospedal, bajo sospecha: ‘desaparecen’ de sus cuentas
bancarias 438.000 euros” (fuente: Periódico El Plural de 31/01/12)
¡vaya por dios! justo un poquito antes de hacer “su declaración”,
cosas que pasan. Ella misma saldría a decir después del escándalo
que se trataba de “un olvido que voy a subsanar”. ¡Qué no
habría de tener yo para que se me olvidase donde he puesto medio
millón de euros!).
A lo
que iba, que “gracias” a esa Ley de Transparencia “los opacos”
nos han dicho lo siguiente:
1.-
Que Mariano Rajoy tiene 1.261.230 euros: 425.555 euros en bienes
inmuebles -cinco pisos sin ninguna hipoteca pendiente- y 835.634 en
otros bienes que no aparecen detallados. Ya sé que la suma no cuadra
pero pregúntenle al periodista del diario Expansión. Yo no he
podido sacar nada en claro de la Transparente declaración de bienes
que publica el BOE). La pobre criatura declara no tener vehículo
privado. Cuándo lo iba a utilizar si se ha pasado toda su vida
dentro de un coche oficial (y de un despacho oficial).
2.-
Que José Bono tiene un patrimonio de más de 2.000.000 €, no me he
molestado en averiguar -hay cosas que por la mañana me dan náusea y
como ya no tengo edad para embarazos deduzco que ha de ser por otras
causa- si dentro de esos dos millones están incluidas todas sus
propiedades inmobiliarias (la hípica, los chalets, las fincas y
demás casas, así como sus tres planes de pensiones).
3.-
Que el ministro de Agricultura y Alimentación, Miguel Arias Cañete
-muy bien alimentado, por cierto- tiene 1.731.949 euros, casi todo en
bienes inmuebles (poco más de millón de euros). ¡Lo que haría yo
con “ese poco más” que no tiene enladrillado!
Y para
no ser cansino el resto del tirón: entre los ministros con un
patrimonio superior al millón de euros se encuentra Luis de Guindos
(Economía) 1.132.970 €; José Manuel Soria (Industria) 1.238.297
€; Pedro Morenés (Defensa) 1.072.119 €. Ninguno de los tres ha
declarado créditos ni deudas pendientes. Fátima Báñez (Trabajo)
1.016.731 €; José Manuel García Margallo (Exteriores)
948.504 €; José Ignacio Wert (Educación) 851.522 €; Cristóbal
Montoro (Hacienda) 735.015 € y en la oposición después de toda
una vida de sacrificio en la política Alfredo P. Rubalcaba:
1.000.000 € en el banco, una vivienda y una plaza de garaje. Sin
hipotecas.
Por
último dos casos curiosos:
1.- La
ínclita doña María Dolores de Cospedal (la “bien pagá” de la
mantilla vaticana) con la que hay poco que hacer porque con su
destreza con la magia borragia te hace aparecer o desaparecer chalets
de 2.500.000 € o 500.000 € de su cuenta en un plisplas, percibe
un salario anual bruto de 223.000 € por tres sueldos y alguna
indemnización. Es radiactivo sumergirse en su declaración de bienes
en el BOE. Todos con dinero público, eso sí, porque lo que le paga
el PP también sale de los impuestos.
Qué
paradójico el término “indemnización” que se aplican los
políticos al dejar su puesto. ¿No tendríamos que recibirla los
ciudadanos?
2.-
Cristina Almeida ¿quién recuerda aquel lejanísimo PDNI? que para
justificar el cobro de una pensión mensual de 2.589,51 € explicó:
“No siento ninguna vergüenza en decir que recibo una compensación
de 2.500 euros mensuales después de haber sido abogada durante 45
años y haber estado 17 en política (…) En todo ese tiempo nadie
ha cotizado por mí a la Seguridad Social y por eso el Congreso ha
tenido que asumir esa responsabilidad".
Y me
pregunto ¿por qué no cotizó? La ley 30/1995, de 8 de noviembre, de
Ordenación y Supervisión de los Seguros Privados establece que
todos los profesionales que ejercen por cuenta propia deben de tener
obligatoriamente una cobertura de previsión social, pero deja a
criterio individual hacerlo a través del Régimen Especial de
Trabajadores Autónomos (RETA) o, en su caso, a través de la
Mutualidad General de la Abogacía.
A
simple vista parece que el patrimonio privado de los políticos que
acceden a cualquier forma de gobierno está extraordinariamente bien
gestionado. Así que una de dos: o se les presupone una intención
perversa en la mala gestión de lo público, es decir de lo nuestro,
o "lo nuestro" -lo público, es decir, otra entelequia
aunque menos estadística que la mencionada al principiar el texto-
únicamente es el pienso con el que se alimenta “lo privado”. Es
lo que tiene haber puesto a la zorra a cuidar el gallinero y de los
sacos del pienso de las gallinas. Este tipo de raposos, lo mismo que
las ratas, son omnívoros.
Lo de
los políticos es trigo aparte. Lo de la transparencia hace imposible
saber con claridad lo que perciben entre sueldos, complementos de
vivienda, comida, desplazamientos, comisiones… (de las mesas del
congreso y del senado, de cada consejería de cada parlamento
autónomo y de cada concejalía de los ayuntamientos, no seas mal
pensado, hypocrite lecteur, mon semblable, mon frère).
Con lo que se deduce que a ellos el trabajo no les cuesta nada, ES
TODO INCLUIDO y free total. Eso sí que limpia, fija y -sobre todo-
da muchísimo esplendor.
Cualquier trabajador, por el hecho de serlo y además así se entiende, tiene que pagar su comida, su transporte al centro de trabajo y ¡cómo no! su casa y la letra de su coche. Pero en términos estadísticos el salario de estos políticos se mueve entre los más de 200.000 € anuales de algunos alcaldes (siempre gastos aparte) hasta los 100.000 € que sería la media de los más modestos congresistas y senadores de cualquier pelaje. La zorra cambia el pelo pero no las mañas.
El
salario medio de sus amigos "digitales", es decir, los que
se nombran a dedo para pagar favores y aumentar los ingresos del
partido (el común de los mortales desconoce que de los sueldos que
conceden los partidos a los suyos una parte vuelve otra vez al
partido) puede ir desde los 300.000 € de algunas directorías de
organismos inventados a los 150.000 € de algunos organismos
¿reales?
Un
ejemplo de los organismos inventados es José
Manuel Castelao Bragaña -el de las mujeres, las leyes y las
violaciones- ex senador del PP, aunque podría ser perfectamente de
Intereconomía, y presidente
del Consejo General de la Ciudadanía Española en el Exterior ¡Pero
alguien puede decirme para qué coño sirve esto! Por cierto, no he
conseguido averiguar cuál era su salario. En este caso tal vez
habría que recuperar el sentido etimológico del termino: haberle
pagado en sal, seguramente habría quedado enterrado debajo de su
sueldo).
Un
ejemplo de los organismos ¿reales?, esta vez no hablaré de la
corona, es el del presidente de la Comisión Nacional del Mercado de
Valores. Hoy presidenta, Elvira Rodríguez, “Mi
imparcialidad está garantizada”(sic.), otra de las ninfas de
Intereconomía, la misma que a pesar de vivir y tener cinco casas en
Madrid cobra 1.823
€ mensuales en concepto de dietas
por
desplazamiento y manutención.
No hay
que olvidar que a todos estos sueldos, reales o inventados, siempre
hay que sumarle sus comidas -las de ellos e incluso sus celebraciones
familiares de alto standing- su coche oficial y chófer, sus ipones y
sus ipades y sus MacBook Pro, sus innumerables viajes en business y,
en algunos casos que conozco, hasta las putas o las llamadas a
teléfonos eróticos).
¿Cómo
no van a estar bien pagados los políticos? Tienen unas capacidades
tan sobrenaturales que ¡sirven para todo! Lo mismo te llevan una
funeraria que una embajada, un Consejo General de la Ciudadanía
Española en el Exterior o un mercado de abastos como Mercamadrid.
Dentro
de este curioso catálogo de salarios hay algunos que llegan incluso
(al) más allá: el los trece directivos de la funeraria del
Ayuntamiento de Madrid que cobra 130.000 euros cada uno. Según las
cuentas del INE de 2010 cada uno de ellos tiene 5,49 muertos diarios
de trabajo. La muerte -ya se sabe- no tiene precio pero si se ligase
el salario de los políticos a su productividad ¿qué harían estos
trece directivos de la empresa funeraria para aumentarla?
Claro que me olvidaba de Cristina Cifuentes, la Delegada del Gobierno en Madrid que a poquito que se esmere podría conseguir un plus a estos señores. Lo tiene fácil, sólo tiene que sacar sus máquinas a la calle con ese !vamoooos! con que se azuza a los perros. Eso sí que limpia, fija y da esplendor. A las calles.
(Foto:
Pepe Pelayo, obtenida de su blog “Pelayaserías”, sin su
consentimiento. No sé si me lo habría dado...)